
Un regalo extraordinario en días de aniversario
Fernando Martínez Heredia • La Habana
Fotos: Kike (La Jiribilla)
Cuando la imagen del Che regresaba por todas partes, Tristán Bauer se propuso hacer un filme sobre él, pero no para mostrar esa imagen simplemente o para presentarse en un aniversario. Por eso ha debido investigar y trabajar durante 12 años antes de terminarlo. Fue, como otros, a los testimoniantes, y mucho más que otros a los documentos, pero con propósitos que hicieron singular a su obra. Consiguió lo que nadie de los familiares del Che, y documentos que no se habían visto, pero no los utilizó como trofeos. Tristán lo ha dicho: “Hurgar en la profundidad, encontrar la profundidad en el conocimiento de los testimonios de la época del Che y, sobre todo, de sus testimonios personales y sus escritos, y también las fotografías que tomó, su particular manera de ver el mundo a partir de la fotografía.” Y enfrentó el desafío que él mismo se había puesto: “intentar trasmitir el concepto de un hombre que estudia, que realiza una reflexión teórica profunda y al mismo tiempo se entrega a la acción y predica con el ejemplo.”
El resultado es Che, un hombre nuevo, un repertorio que se sirve de la tremenda capacidad sintética del cine y que utiliza como vehículo de su férrea organicidad la secuencia de la vida de Ernesto Che Guevara, para ofrecernos al ser humano y al pensador revolucionario. Uno de los muchos aciertos del filme es la capacidad de combinar esos elementos en vez de darles turnos o superponerlos, ofrecer con claridad las ideas y los problemas al mismo tiempo que evita el didactismo, indicar lo más importante sin perder la naturalidad, e inclusive acudir al humor.