Las
drogas y la máquina de guerra de EEUU
Peter Dale Scott:
VOLTAIRENET.ORG – El ex diplomático canadiense
Peter Dale Scott aprovecha su jubilación para estudiar detalladamente el
Sistema de Estados Unidos y sigue describiéndolo en sus libros. En esta entrevista
responde a nuestro colaborador Maxime Chaix, traductor de sus trabajos al
idioma francés.
Maxime Chaix: En su
último libro, La
Machine de guerre américaine, usted estudia profundamente lo que usted
llama la «conexión narcótica global». ¿Puede aclararnos esa noción?
Peter Dale Scott: Permítame, ante todo, definir lo que yo entiendo
por «conexión narcótica». Las drogas
no entran en Estados Unidos por arte de magia. Importantes
cargamentos de droga son enviados a veces a ese país con el consentimiento y/o
la complicidad directa de la CIA. Le voy a poner un ejemplo que yo mismo cito
en La
Machine de guerre américaine.
En ese libro yo menciono
al general Ramón Guillén Dávila, director de una unidad antidroga creada por la
CIA en Venezuela, quien fue inculpado en Miami por haber introducido
clandestinamente una tonelada de cocaína en Estados Unidos. Según el New
York Times, «la CIA, a pesar de las objeciones de la Drug Enforcement
Administration [DEA], aprobó el envío de al menos una tonelada de cocaína pura
al aeropuerto internacional de Miami [,] para obtener información sobre los
cárteles colombianos de la droga». En total, según el Wall Street
Journal, el general Guillén posiblemente envió ilegalmente más de
22 toneladas de droga a Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades
estadounidenses nunca solicitaron a Venezuela la extradición de Guillén.
Incluso, en 2007, cuando [Guillén] fue arrestado en su país por haber
planificado un intento de asesinato contra [el presidente]
Hugo Chávez, el acta de acusación contra ese individuo todavía estaba
sellada en Miami. Lo cual no es sorprendente, sabiendo que se trataba de un
aliado de la CIA.
Pero la conexión narcótica
de la CIA no se limita a Estados Unidos y Venezuela sino que, desde los
tiempos de la postguerra, ha ido extendiéndose progresivamente a través
del mundo. En efecto, Estados Unidos ha tratado de ejercer
su influencia en ciertas partes del mundo pero, siendo una democracia, no
podía enviar el US Army a esas regiones. Así que desarrolló
ejércitos de apoyo (proxy armies) financiados por los traficantes de
droga locales. Ese modus operandi se convirtió poco a poco en
una regla general. Ese es uno de los principales temas de mi libro La
Machine de guerre américaine. En ese libro yo estudio específicamente la
operación Paper, que comenzó en 1950 con la utilización por parte de la
CIA del ejército del KMT en Birmania, [fuerza] que organizaba el tráfico de
droga en la región. Cuando resultó que aquel ejército era totalmente ineficaz,
la CIA desarrolló su propia fuerza en Tailandia (bajo el nombre de PARU). El oficial de
inteligencia a cargo de esa fuerza reconoció que el PARU financiaba sus
operaciones con importantes cantidades de droga.