THIERRY
MEYSSAN / El secreto de los gases israelíes
fotografia. El doctor Wounter Basson durante su segundo juicio, en 2011. El Dr.
Basson dirigió el programa secreto de investigación para la producción de armas
químicas y bacteriológicas que Israel y Sudáfrica desarrollaron conjuntamente
en tiempos del otro apartheid, de 1985 a 1994.
THIERRY MEYSSAN /
VOLTAIRENET.ORG – Los medios occidentales parecen extremadamente sorprendidos
por el inesperado cambio de actitud de Estados Unidos ante Siria. Los
mismos medios que hace dos semanas anunciaban en coro una campaña de bombardeos
y la inevitable caída del «régimen», se han quedado mudos ante el retroceso de
Barack Obama. Retroceso que era sin embargo muy probable, como yo mismo
adelanté desde esta columna, en la medida en que la implicación de Washington
en Siria carece de objetivo estratégico importante. Su política actual responde
sobre todo al deseo de mantener su estatus de única hiperpotencia.
Cuando propuso la adhesión
de Siria a la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, retomando así
al vuelo lo que había empezado siendo no más que una respuesta rápida a una
pregunta de último momento, Moscú complació la exigencia retórica de Washington
ahorrándole a la vez la complicación de tener que embarcarse en una guerra
en este duro momento de crisis económica. De esa manera, Estados Unidos
conserva en teoría su estatus, aunque todo el mundo se da cuenta de que
ahora es Rusia quien lleva la voz cantante.