Columna “Pensamiento Crítico”
José Luis Vega Carballo
En nuestro país le ha costado mucho a la izquierda (y poco a la derecha) entender el papel clave estratégico que juegan las llamadas "industrias culturales" en la lucha por la hegemonía; la cual es algo más que una pugna por el dominio de los recursos materiales, económicos y tecnológicos del poder. Pues involucra el manejo de los significados que los individuos y los grupos sociales fabrican y le imputan a la realidad en que viven, hasta llegar a transformarse esos productos en definiciones y representaciones de esa realidad circundante, que operan con enorme fuerza de convencimiento y justificación. Es decir, la producción simbólica de la sociedad (incluida la artística e intelectual) complementa a la producción material y la penetra, dándole determinados sentidos, tonalidades y valores que influyen sobre su manejo y consumo, al punto de que la diferencia entre ambas producciones se traza mayormente para efectos de análisis por su cada vez más estrecha imbricación en la sociedad del consumo, de la comunicación y la información que vivimos.
En nuestro país le ha costado mucho a la izquierda (y poco a la derecha) entender el papel clave estratégico que juegan las llamadas "industrias culturales" en la lucha por la hegemonía; la cual es algo más que una pugna por el dominio de los recursos materiales, económicos y tecnológicos del poder. Pues involucra el manejo de los significados que los individuos y los grupos sociales fabrican y le imputan a la realidad en que viven, hasta llegar a transformarse esos productos en definiciones y representaciones de esa realidad circundante, que operan con enorme fuerza de convencimiento y justificación. Es decir, la producción simbólica de la sociedad (incluida la artística e intelectual) complementa a la producción material y la penetra, dándole determinados sentidos, tonalidades y valores que influyen sobre su manejo y consumo, al punto de que la diferencia entre ambas producciones se traza mayormente para efectos de análisis por su cada vez más estrecha imbricación en la sociedad del consumo, de la comunicación y la información que vivimos.