sábado, 20 de julio de 2013

El lobby de Mon$anto en Chile

El lobby de Mon$anto en Chile 
por Lucía Sepúlveda / El Desconcierto
Sábado, 20 de Julio de 2013 14:14

 En 2011 el Senado aprobó la firma del Convenio de la Unión Internacional de Protección Vegetal UPOV 91, presentado a su vez por la ex presidenta Bachelet y acelerado por Piñera. Los detalles de la aberración.

Monsanto, la principal empresa del mundo productora de biotecnología agrícola y semillas transgénicas. Denunciada mundialmente por el peligro de sus productos para la salud y el ambiente, y por el control vía royalty del mercado de las semillas. Uno de sus principales accionistas es el millonario George Soros, cercano al mundo liberal y socialdemócrata. El poder y las redes políticas de Monsanto son tan grandes que tienen vínculos con los principales políticos de todo el orbe, entre ellos, los chilenos, donde hace años la empresa presiona para que se instaure en el país una ley que le permita el control de las semillas. Hoy está a punto de conseguir su objetivo, si no se le pone atajo desde la calle.

Hay políticos que hacen lobby a favor de ChileBio, la entidad corporativa que agrupa en Chile a Monsanto y otros productores de químicos y semillas. Por ejemplo, Andrés Allamand, quien desde que era senador comenzó a promover los cultivos transgénicos. Junto a sus pares Alberto Espina, Fernando Flores y Eduardo Frei (quien posteriormente cambió su posición, firmando un proyecto de moratoria), fue uno de los autores del proyecto de Ley de Bioseguridad que promueve la  introducción de este tipo de cultivos.

En 2011 el Senado aprobó la firma del Convenio de la Unión Internacional de Protección Vegetal UPOV 91, presentado a su vez por la ex presidenta Bachelet y acelerado por Piñera. El Convenio de “Protección” Vegetal da garantías de prolongado royalty por las semillas híbridas y transgénicas y, entre otras aberraciones, prohíbe el libre intercambio de semillas, asegurando su control por los denominados “obtentores”, en su mayoría transnacionales como Monsanto, Syngenta, Pioneer/Dupont y otros socios menores. Permite a las propias empresas demandar a quienes “pirateen” sus semillas, tal como se hace hoy en Estados Unidos o en los países europeos.