domingo, 13 de noviembre de 2011

Si Israel ataca: un horizonte de pesadilla

Si Israel ataca: un horizonte de pesadilla
Una guerra con Irán acarrearía la probabilidad más alta de un uso de armas nucleares desde el final de la guerra fría hasta hoy.
Manlio Dinucci | 12-11-2011 a las 23:20
Con tono de vendedor de feria, el ministro israelí de Defensa Ehud Barak ha anunciado que «si el país se viera obligado a una guerra» contra Irán, no le costaría «cien mil muertos, ni diez mil, ni siquiera mil, sino apenas quinientos y aún menos si todos se quedaran refugiados en sus casas». En el macabro cálculo no se incluyen todos los demás muertos.
Según altos funcionarios británicos, el ataque a Irán podría producirse entre Navidad y comienzos del año nuevo, con apoyo logístico estadounidense. Los expertos consideran que el ataque contra los enclaves nucleares iraníes se lanzaría con misiles y cazabombarderos a través de tres pasillos aéreos: uno directo, a través de Jordania e Iraq, otro meridional a través de Jordania y Arabia Saudí, y otro septentrional a través del Mediterráneo y Turquía. Para atacar las instalaciones nucleares se utilizarían bombas penetrantes sin cabeza nuclear, como las Blu-117 suministradas por EE. UU., que se pueden lanzar a más de 60 km del objetivo y se dirigen automáticamente hacia él.
¿Qué pasaría si la central nuclear iraní de Bushher, que el pasado septiembre empezó a producir electricidad con una capacidad de 60 MW, fuera destruida? Se formaría una nube radiactiva similar a la de Chernóbil que, a merced de los vientos, se dispersaría por el golfo Pérsico o también por el Mediterráneo. Más graves aún serían las consecuencias si, en respuesta, Irán atacara el reactor nuclear israelí de Dimona, con una potencia estimada de 70-150 MW. Irán no tiene armas nucleares, pero posee misiles balísticos de radio medio, probados en junio de este año, que con su alcance de unos 2.000 km pueden llegar hasta Israel. Estos misiles están instalados en silos subterráneos difíciles de neutralizar con un ataque «preventivo». Si el ataque dañara o destruyera el reactor de Dimona, que produce plutonio y tritio para las armas nucleares israelíes, la nube radiactiva se propagaría no sólo sobre Israel (Dimona dista apenas 85 km de Jerusalén), sino también sobre Jordania (25 km) y Egipto (75 km). Y los vientos podrían empujarla hasta Italia y otros países europeos. Las radiaciones (sobre todo las de yodo-131 y cesio-137) provocarían miles de muertes por cáncer a lo largo de los años.
Esto lo tienen previsto quienes planean el ataque contra Irán. Por lo tanto, han previsto neutralizar la capacidad de respuesta de Irán, algo que no puede hacer el ejército israelí por sí solo. Según Dan Plesch, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Londres, «los bombarderos estadounidenses están listos para destruir 10.000 objetivos en Irán en pocas horas». También Gran Bretaña, según revela The Guardian, se dispone a atacar Irán. El plan seguramente prevé el despliegue de armas nucleares israelíes (como el misil Jericho de largo alcance, probado el 2 de noviembre), estadounidenses y británicas. Bien para disuadir a Irán de responder con una fuerte represalia, que podría incluir bases estadounidenses en el Golfo, bien para un ataque resolutivo con una bomba de neutrones, que contamina menos pero mata más.
Una guerra con Irán acarrearía la probabilidad más alta de un uso de armas nucleares desde el final de la guerra fría hasta hoy. Mientras la opinión pública está centrada en spread financiero, aumenta el spread humano, la diferencia entre las decisiones políticas y las decisiones necesarias para la supervivencia de la especie humana.
Traducción: Juan Vivanco
http://www.ilmanifesto.it/area-abbonati/in-edicola/manip2n1/20111111/manip2pg/09/manip2pz/313153/

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