miércoles, 24 de marzo de 2010

Somalía: depósito de basura atómica


Somalía: depósito de basura atómica, el 40 % de la población tiene cáncer

El texto siguiente se publicó hace más de dos años, en febrero de 2006.(1) Pero desde entonces nada ha cambiado para mejor. Al contrario, la situación, sobre todo en Somalia, ha empeorado.
autor: Fernando Marchese La actual crisis financiera, que mantiene en vilo al mundo, y la situación de África tienen raíces comunes. Ambas son expresión de una inhumanidad que nuestro planeta no puede soportar más.



El conocido teólogo y “abogado de los pobres” Leonardo Boff dijo en una entrevista en visita a Suiza (Zeit-Fragen):
“Una gran parte de la humanidad sabe que no puede seguir por el mismo camino... Vivimos en la crisis profunda de nuestros paradigmas. La forma tradicional de entender nuestro mundo hace tiempo que perdió su sentido. Pero, al mismo tiempo, otro mundo aún no ha nacido. Para que este proceso pueda avanzar tenemos que volver a nuestras raíces terrenales.”

África está completamente entregada a los nuevos señores del mundo, neocolonizada.(2) En comparación con los colonialistas anteriores, que en sus antiguas colonias construyeron al menos unas exiguas infraestructuras, los nuevos señores del mundo no muestran el menor interés por estos países. Tan sólo están ocupados en la explotación de sus materias primas y en los mayores beneficios posibles que puedan obtener de sus negocios en el menor tiempo.

Uno de estos negocios es la “exportación” de desechos nucleares. Apenas después del encuentro para actualizar el Protocolo de Kyoto sobre la reducción del efecto invernadero el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) hizo su informe sobre las consecuencias del tsunami del 26 de diciembre de 2004.

En él su presidente Klaus Töpfer informaba (22/2/2005) que el tsunami no sólo había dejado en las costas de Somalia desechos “normales” sino también nucleares. Muchas personas de las zonas afectadas por el tsunami padecen problemas extraordinarios de salud. Según el informe de PNUMA, se trata de infecciones agudas de las vías respiratorias, hemorragias intestinales, reacciones “químicas” atípicas de la piel y muertes repentinas.

Residuos nucleares almacenados a lo largo de la costa

El informe del PNUMA dice que Somalia es uno de los tantos países empobrecidos que desde los años ‘80 está recibiendo innumerables cargamentos de residuos nucleares y otros desechos tóxicos almacenados a lo largo de la costa. Entre otros, uranio, cadmio, plomo y mercurio.

Naturalmente, no faltaron reprimendas para los culpables, pero sin nombrarlos expresamente. Se trata de una violación de los convenios internacionales sobre la exportación de semejantes desechos a Somalia: éticamente cuestionable que pudieran establecerse semejantes convenios con un país sacudido por la guerra civil. La indignación del PNUMA parecería justificada. Pero la interrogante se mantiene abierta: si desde los ‘80 se han dado esos casos, ¿por qué el PNUMA no ha tomado medidas más enérgicas antes? Puesto que se trata de un periodo de 25 años, ¿es posible que el PNUMA no supiese nada?
“Es imposible hablar con el personal del PNUMA que está en Nairobi. Sus comentarios son: no sabemos nada, luego nos ocuparemos de eso.”

Tales son los pretextos de las autoridades del distrito local de El Dehere. Según el periodista italiano Massimo Alberizzi, se hicieron llegar tanto a la ONU como a la UE, numerosas quejas sobre las consecuencias para los seres humanos y el medioambiente del almacenamiento descontrolado de residuos nucleares y tóxicos en Somalia. Hasta ahora nadie se ha movido.

Ya que no por las quejas de un estado africano pobre y deshecho, ¿por qué se cerraron los ojos ante el hecho de que en la década de los ‘80 numerosos estados industrializados ofrecieran a los gobiernos de los países empobrecidos dinero por el almacenamiento de su basura nuclear? Entre los estados africanos, los preferidos entonces para este fin fueron, además de Somalia, también Guinea-Bissau, Nigeria y Namibia. La ONU no se manifestó hasta después del escándalo del barco sirio “Zenobia”, que en 1988 transportaba unas 20.000 toneladas de residuos nucleares y durante meses estuvo buscando un puerto para poder descargarlas. En 1989, la ONU convocó la Convención de Basilea para el control de las rutas de los residuos nucleares.

Los ecologistas protestaron. Según ellos, el control de las rutas de la basura atómica no significaba impedir su embarque para el Tercer Mundo. Hasta que en 1995, a la Convención de Basilea se le añadió un apéndice por el que a los estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, se les prohibía exportar residuos tóxicos a los estados que no pertenecían a la OCDE. Este añadido chocó con la oposición de EE.UU. que no firmó el artículo adicional. Otros productores de residuos, buscaron otros rodeos para deshacerse de su desechos nucleares. La empresa ODM de Lugano incluso ofrecía en Internet los mejores sitios para el almacenamiento de desechos nucleares.

Dada la envergadura del Mustapha Tolba, a la sazón director ejecutivo del PNUMA, protestó ya en septiembre de 1992 ante los gobiernos italiano y suizo y exigió poner fin a la exportación de residuos a África. El entonces ministro de Medioambiente italiano, Carlo Ripa de Meana, afirmó que ninguna empresa italiana participaba en semejantes negocios. Y nadie replicó.
Y los negocios con la basura nuclear continuaron, mientras tanto, a gran escala. Desde Somalia llegaron indicios de que el depósito de residuos nucleares de Obbia estaba custodiado por “soldados extranjeros” y no por la milicia somalí. Según una fuente confiable, los franceses y los estadounidenses dieron luz verde ya en los ‘80 para la construcción de un depósito de residuos nucleares en esta región. También el señor de la guerra somalí, general Morgan, al sur de Somalia, afirma que varios representantes extranjeros lo visitaron en Nairobi para comprar su autorización para el depósito de residuos nucleares, que rechazó.

Se prefirió la Somalia sacudida por la guerra civil. Parece que Giorgio Comerio, director de la empresa ODM, ofreció a un tal Ali Mali un millón de dólares para depositar residuos en el nordeste de Somalia.
Ilaria Alpi y Miran Hrovatin, dos periodistas italianos, intentaron averiguar algo más de tales negocios. El 18 de marzo de 1994 llegaron a la ciudad somalí de Bosasso, entrevistaron a un funcionario local y el 20 de marzo, tan sólo unas horas antes de que pudieran enviar telefónicamente su informe a la RAI, fueron asesinados en plena calle en Mogadishu por un comando.

Occidente gana miles de millones

Para Massimo Alberizzi, compañero de los asesinados en el Corriere della Sera, no existe la menor duda: el comercio con residuos nucleares y otros tóxicos que llegan a Somalia se encuentra en manos del crimen organizado. También parecen estar implicados intereses más “altos”. Massimo Scalia, presidente de una comisión de investigación del Parlamento italiano, dijo a la agencia Inter Press Service que Italia gana, solamente en el comercio de los residuos atómicos, siete mil millones de dólares.
Tan sólo en el año 2001 se embarcaron para África 600.000 toneladas de desechos nucleares. Somalia no era el único destino. También estaban previstos Zaire, Malawi, Eritrea, Argelia y Mozambique.

El silencio de PNUMA

Según algunas fuentes, los representantes del lobby nuclear siguieron presionando y fueron los que impidieron un rápido desenlace de las conversaciones de paz entre las partes de la guerra civil somalí.
Johannes y Germana von Dohnany afirman en su libro Schmutzige Geschäfte und Heiliger Krieg. Al-Qaida in Europa (Los negocios sucios y la guerra santa de Al Qaeda en Europa), publicado en 2002, que el PNUMA también estaba implicado porque depende de los medios financieros que proporcionan cada dos años los estados miembros. Por eso, según los von Dohnany sería demasiado arriesgado enfrentarse abiertamente a los países industrializados que son sus principales financiadores. Difícil cuestionar esta afirmación.

El PNUMA ha modificado algo su actitud sobre el almacenamiento ilegal de residuos nucleares tras el tsunami de diciembre de 2004. Su informe ha señalado con algo más de claridad la amenaza al equilibrio ecológico y el peligro para los seres humanos del almacenamiento de basura atómica. Enfoca diversos aspectos de los efectos, especialmente de los residuos lavados en tierra, en los manglares de la costa, sobre los arrecifes de coral, la pesca y las napas del agua. Pero los daños sufridos por los seres humanos, algunos ya muertos, apenas si se mencionan.

Y sus autores se quejan de que no les fue posible investigar in situ. Indirectamente, ésta es una justificación para las inocuas conclusiones del informe que, prácticamente, sólo se ocupa de los daños al ambiente y la repercusión del calentamiento del clima sobre la diversidad biológica somalí. Pero qué va a pasar con las personas, que son las víctimas de una actividad comercial sin escrúpulos, orientada exclusivamente por el beneficio, de eso, nada dice el informe.

Vladislav Marjanovic

notas:
1) “Atommülldeponie Afrika, Gorleben Rundschau. Traducido por Vicente Romano, miembro de http://www.tlaxcala.es , red de traductores por la diversidad lingüística. Revisada por LESF. Fte.: COMCOSUR, La voz de Mumia Abu Jamal, no 390, 19/10/2008.
2) El último intento es la “amenaza” del Banco Mundial y organismos de la ONU de “invadir” el continente con veinte mil millones de dólares para modernizar la agricultura. Ya sabemos lo que eso significa en manos del agronegocio: agrocombustibles para el Primer Mundo, contaminantes para la biodiverisdad incluidos los humanos y dependencia cada vez más profunda. (n. de los ed.).

artículo publicado en revista futuros nº13 / Río de la Plata verano 2009-2010

articulo relacionado:
http://revistafuturos.com.ar/otros-escritos/249-somalia-miente-sobre-piratas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante el articulo, da que pensar..