Cómo
utilizar a Unicef, para tapar el éxito del Gobierno de Bolivia en la reducción
de la mortalidad infantil
Viernes, 28 de Junio de 2013 16:25
El texto comenzaba así:
“El país más pobre de América del Sur ha reducido su mortalidad infantil en un
45 por ciento en cinco años”. Todo parecía anticipar un trabajo periodístico
sobre el éxito de las políticas de salud pública del actual Gobierno de Bolivia,
tras décadas de privatización y neoliberalismo.
José Manzaneda,
coordinador de Cubainformación.- "XL Semanal", revista del Grupo
español Vocento que acompaña cada sábado a 23 diarios (1), publicaba un
reportaje de 6 páginas a todo color, con un sugestivo y esperanzador titular:
"Bolivia: el laboratorio contra la desnutrición" (2). El texto
comenzaba así: “El país más pobre de América del Sur ha reducido su mortalidad
infantil en un 45 por ciento en cinco años”. Todo parecía anticipar un trabajo
periodístico sobre el éxito de las políticas de salud pública del actual
Gobierno de Bolivia, tras décadas de privatización y neoliberalismo.
Pero nada más lejos de la
realidad. En la segunda frase quedaba claro el sesgo ideológico del reportaje:
“No han sido los políticos, sino la labor callada y eficaz de Unicef. Una
experiencia que ha dado la vuelta al mundo".
Es decir: que la causa de
la mejora espectacular en los indicadores de salud de todo un país de más de 10
millones de habitantes no son las políticas de salud pública, sino los
proyectos de Unicef. “Detrás de estas cifras hay un esfuerzo constante por
mejorar la situación de los menores de edad en Bolivia. Un trabajo que lleva la
firma de Unicef”, aseguraba el reportaje.
Ni una palabra acerca de
iniciativas gubernamentales, como los bonos Juancito Pinto, Renta Dignidad y
Juana Azurduy (3), que han contribuido de manera directa a la reducción de la
mortalidad infantil, la mortalidad materna y la desnutrición infantil en
Bolivia. Por ejemplo, el bono Juana Azurduy, iniciado en 2009, es una ayuda
monetaria para mujeres embarazadas y madres con criaturas menores de dos años,
que garantiza la atención médica prenatal y la alimentación de los recién
nacidos. Un programa que ha conseguido, además, un aumento de más del 20 % del
número de partos realizados en hospitales (4).
Ni una alusión en el
reportaje, tampoco, a que el Gobierno de Evo Morales triplicó el presupuesto de
salud pública en sus primeros 6 años (5), gracias -en gran parte- al incremento
del 334,60 % de los ingresos por hidrocarburos, tras el proceso de
nacionalización (6). Y es que sería sumamente delicado para una publicación que
vive de la publicidad de transnacionales como Repsol (7) -directamente afectada
por la citada nacionalización- explicar a sus lectores que ahora mueren menos
niños y niñas en Bolivia gracias –precisamente- a dicha medida.
Para ocultar los éxitos en
materia social de Gobierno boliviano, la revista necesita sobredimensionar y
reinventar el papel –sin duda positivo- que Unicef desarrolla en dicho país. El
rol de esta organización de Naciones Unidas en Bolivia no es suplantar las
políticas de estado, sino trabajar con él en calidad de agente colaborador. La
propia Unicef reconoce en su sitio web que su papel es “apoyar al Gobierno de
Bolivia” en sus programas de protección de la infancia (8). En un reciente
informe afirmaba con rotundidad que es “el Gobierno de Bolivia, con el apoyo de
UNICEF, (quien) ha logrado, en los últimos años, (los citados) importantes
avances” (9).
XL Semanal también oculta
las reiteradas felicitaciones públicas al actual Gobierno de Bolivia por parte
de altos representantes de Unicef. Ya en 2008, Gordon J. Lewis, en rueda de
prensa, declaraba que "UNICEF felicita al Gobierno por su programa de
desnutrición infantil", y subrayaba el descenso del 43 % en la mortalidad
infantil gracias a las políticas públicas (10). En 2009, UNICEF asociaba en su
informe anual la reducción de muertes maternas y neonatales a los nuevos
programas de salud del Estado boliviano, como el Seguro Universal Materno
Infantil, las campañas de vacunación, la atención de la salud con un enfoque
intercultural, el Programa de Desnutrición Cero, o la Ley de Lactancia Materna,
entre muchos otros (11).
De hecho, Unicef acaba de
firmar con el Gobierno de Bolivia un plan de acción hasta el año 2017. Este
plan de UNICEF –tal como se lee en su enunciado- estará enmarcado “en el apoyo
a las políticas sociales y el respeto a la soberanía nacional” de Bolivia (12).
Es decir, que el trabajo de Unicef –al contrario de lo que da a entender el
reportaje- no se desarrolla al margen de las estrategias y programas del Estado
boliviano, sino que se inserta en ellos.
La revista silencia
también otro factor importante en los logros sanitarios de Bolivia en los
últimos años: la colaboración médica prestada por Cuba (13). Desde
2006, médicos de la Isla han atendido gratuitamente 58 millones de consultas,
en más de 500 centros médicos y más de 30 hospitales integrales comunitarios;
han realizado 33 mil partos y 134 mil cirugías no oculares; y han operado de la
visión a 650 mil bolivianos y bolivianas a través de la llamada Operación
Milagro (14).
Esta colaboración Bolivia-Cuba se
ha fortalecido este año, con el programa “Mi salud”, basado en el modelo cubano
de medicina preventiva y que pretende llevar atención médica gratuita casa por
casa (15). Además de la asesoría cubana, el programa integrará a
centenares de médicos de Bolivia formados en la Escuela Latinoamericana de
Medicina de La Habana, gracias a las becas del Gobiernocubano.
En cualquier caso, las
mentiras y silencios de este reportaje de la revista XL Semanal están en
sintonía con los de la propia prensa privada de Bolivia, enfrentada en su
conjunto al Gobierno de Evo Morales. Un ejemplo entre muchos: el diario La
Razón, en septiembre de 2012, titulaba “La mortalidad infantil baja en el
mundo; Bolivia mantiene índices” (16). El periódico convertía en noticia no la
bajada espectacular de la mortalidad infantil en Bolivia –hecho que ni
mencionaba-, sino que el país aún sigue teniendo la segunda mayor tasa de
América, tras Haití.
La revista XL Semanal, el
suplemento de mayor tirada en territorio español, con más de un millón
doscientos mil ejemplares, es prototipo de una prensa netamente ideológica
(17). Dos terceras partes de sus páginas son anuncios publicitarios, contenidos
de moda y reportajes sobre aristócratas y otras celebridades (18): frivolidad e
información superficial para proyectar los valores, códigos sociales e
ideología hegemónicos. No es extraño, por tanto, que la impresionante labor en
favor de la infancia y la salud pública del actual Gobierno de Bolivia, con el
apoyo de Unicef y de Cuba, sea sepultada bajo una montaña de mentiras.
(4) http://www.cadenagramonte.cu/index.php/articulos/ver/24864:bolivia-ayuda-economica-para-mas-de-un-millon-de-ninos-y-mujeres
(5) https://boliviasol.wordpress.com/2012/05/08/bolivia-triplico-presupuesto-de-salud-en-solo-seis-anos/
(7)
(13)http://www.cubaheadlines.com/es/2012/03/06/34746/seis_anos_de_ayuda_medica_cubana_en_bolivia.html
(16) http://www.la-razon.com/sociedad/mortalidad-infantil-Bolivia-mantiene-indices_0_1687631254.html
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